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Fomento lector, prochiloe

Método 

Te invitamos

Ser un "Lector Motivador" es una experiencia enriquecedora. Hoy, la acción de PROCHILOE se multiplica por todo

el archipiélago de Chiloé. Deseamos llegar a todos los niños posible. Sobre todo a aquellos que se encuentran en zonas apartadas. Existen muchas formas de ayudar a lograr nuestra meta. Ponte en contacto con nosotros.

UÍA PARA MEDIADORES DE LA LECTURA DE PROCHILOE

y Acción 

G

Fomento Lector, prochiloe

Nada sería posible sin nuestros “Lectores Motivadores Voluntarios”, ellos y con su compromiso de transmitir los valores implícitos en la lectura se relacionan con los niños desde sus intereses e inquietudes. Pueden ser personas de la tercera edad, adultos o jóvenes desde los 14 años.  La constancia y afinidad con la lectura y nuestras creencias son la base para lograr metas y todo “Lector Motivador Voluntario” proviene desde un entorno muy próximo, idealmente apoderados del establecimiento educacional, para así, tener un contacto cercano con los profesores y los niños y ser testigo de los resultados y efectos. Todo lector capacitado por PROCHILOE recibe información para actuar con mayor confianza y seguridad en sus capacidades. Esa capacitación se proyecta cuando se toma conciencia que un niño comienza a “leer” información desde el vientre de su madre. De ahí, desde esa noción, podemos comprender el valor de las emociones en la formación hipodérmica y más profunda de nuestra personalidad y carácter. Es decir, dejamos atrás un “Pienso luego existo” y nos proyectamos con las poderosas implicancias de un “Siento, luego existo”. Al menos llegamos a considerar ambos factores y su relevancia. Tanto razón como emoción juegan un papel protagónico en la educación.

Desde las bases hablamos del poder y valor de la neurolingüística, valoramos conceptos de la estética, la semiología pero también dejamos claro que nos basamos en el poder del amor, de escuchar a los niños.

Leer, no narrar. Relacionamos amablemente al niño con el objeto "libro" y el lenguaje escrito. El pequeño ve al adulto asombrarse y entretenerse, dedicarse concentradamente a la lectura. Entonces, comienza una complicidad entre todos los asistentes. Algunos participan antes que otros y más, otros, toman su tiempo. Se percibe curiosidad, inquietud, un sano humor, los niños comienzan a entrar en una dinámica grupal y al sentir que la experiencia es común comparten reflexiones, opiniones, ideas. Así, se familiarizan con el lenguaje escrito del cuento y poco a poco imitan, se animan a descubrir por si mismos estas historias, descifrarlas y comienzan a ensayar el leer solos.

Un lenguaje, para expresarse. Si ustedes también creen que una imagen puede valer mil palabras, se darán muy pronto cuenta que todo niño necesita expresar con palabras lo que ve en una imagen y deseará tener esas mil palabras para darse a entender de forma atractiva y ser considerado y valorado. No evaluado. Es entonces cuando debiésemos tener muy presente que un razonamiento puede ser correcto o no, pero un sentimiento, definitivamente es muy personal ya que es fruto de una experiencia muy intima y arraigada. Las historias que procuramos narrar enseñan a superar complejos, miedos, el valor de la alegría y la valiente lucha por ser feliz. Un lenguaje que suma conceptos optimistas y útiles para enfrentar la vida de la mejor forma posible.

Porque nada realmente valioso es muy fácil, preparamos para la vida, para enfrentar frustraciones, promovemos la templanza, el esfuerzo y el valor de tener confianza en uno mismo. Algo muy especial se da cuando un pequeño ve un adulto compartir emociones, al verlo reírse, sorprenderse, asustarse de modo similar a como el siente. Percibe en la lectura un puente para relacionarse armónicamente, comprende, que más allá de la edad, diferencias de sexo, existen similitudes íntimas y profundas que son más relevantes que las evidentes diferencias físicas. Los niños se sienten valorizados, ven a través de un adulto el como “el ser niño” y sentir como un niño es validado en cada sesión de lectura. Así mismo reafirman, una y otra vez, que expresar sorpresa, temor o lo que uno sienta en determinado momento es normal. Internaliza que compartir  emociones es un camino efectivo para establecer relaciones. El niño, al no percibir un líder dominante que juzga y exige constantemente, madura a través de la benevolencia y así gana  confianza en si mismo y esa confianza es un requisito previo para aprender a leer y la fuente de un futuro éxito escolar y claro, personal.

Las letras son como las hojas, nosotros trabajamos desde las raíces. Leer cuentos a niños es acompañarlos y guiarlos mucho más allá de los caminos que se recorren con la lectura tradicional. Las imágenes también se leen y las mismas pueden ser más o menos abstractas, con colores tan variados como estilos o tratamientos ilustrativos. El tono de voz, el entorno, todo influye. El mirar a través de cuentos, imágenes, poemas los temas esenciales de la existencia humana, el origen, la identidad, la amistad, la muerte, el sufrimiento, el amor, la separación,  la solidaridad.....ayuda a los niños a construirse y crecer.

Leer corto, lento, sobrio. Una premisa en la sesión de lectura es  leer en voz alta, haciendo que la lectura mantenga una dimensión intima y fluida. En esa lectura, los niños pueden participar, incluso             pueden tomar protagonismo. Ya que la participación de los pequeños es muy importante, el lector no debe    temer perder el control de la sesión, debe relajarse y dejarlos participar. Si llegase a perderse el hilo de la lectura se puede retomar con tranquilidad y calma, preguntarles dónde quedó, quién se acuerda o quizás el cuento no gustó y sería mejor leer otro. Un lector no debe mostrarse frustrado ya que cada lector es “un libro abierto” de sus aprensiones y manejo de la situación. Los niños son mejores lectores de lo que muchas personas creen. Son los reyes de la percepción. El Método de Fomento Lector PROCHILOE  prefiere la lectura en grupos pequeños (6 niños), el lector rodeado por niños, integrado como uno más. Se recomienda leer a pequeños grupos  para mantener esa íntima relación que es la base del éxito de toda sesión de lectura. No se debiese leer a más de dos grupos en forma sucesiva para evitar mecanizar la experiencia. La sesión debe ser corta , variada, dinámica. Los niños no mantienen mucho tiempo su atención y no porque sean menos, sino porque ya lo dijimos, ellos están leyendo más de lo que nosotros podríamos. Muchas cosas para ellos son novedad, su capacidad de asombro está en plenitud y quizás pueden pensar que lo estarían pasando mejor en otro lugar, realizando otra actividad. La libertad de elegir es la llave maestra del sistema PROCHILOE. A lo largo de una sesión de 15 a 30 minutos, es bueno parar en las imágenes,  escuchar una segunda lectura u opiniones. Las mismas pueden nacer espontáneamente o el lector puede preguntar con complicidad. A cada lector le conviene adoptar sus propios rituales de inicio que buscan crear un ambiente favorable. Así también es importante al final de la lectura no caer en la tentación pedagógica y evitar interrogar a los niños de forma inquisitiva, es mejor preguntar de una forma general donde incluso hasta el mismo lector pareciera involucrarse, como “preguntándose a si mismo”. Así no se corre el riesgo de dar otra dimensión que la del placer de escuchar un cuento. No se debe forzar la lectura y menos generar una competencia de quien hace algún tipo de tarea mejor. La lectura debe ser suficientemente lenta para que el texto sea entendido. Incluso con palabras desconocidas el lector puede enriquecer el contexto, sin romper el ritmo. El tono de la lectura, expresivo y no monocorde, no requiere efectos exagerados que podrían eclipsar un texto elegido por sus propias cualidades. La historia es la protagonista, el autor. El lector es un mediador que interpreta a cada autor su historia y tono de los personajes. Por lo mismo es tan importante preparar la lectura con antelación. El lector compone su sesión según la edad de los niños. Compone o diseña a su voluntad para darle ritmo al encuentro, puede empezar por una historia corta y divertida, simple, como para romper el hielo, luego pasar a una historia más seria o compleja o un poema. Idealmente siempre tiene en su bolsa más libros de los que puede leer ese día,  para hacer frente a los estados de ánimo o para leer de nuevo un cuento ya leído que los niños quieren escuchar otra vez o repartir libros, prestarlos... El “Lector Motivador" capacitado por PROCHILOE  siempre tiene claro qué leer y la razón de su elección. Así, constituye poco a poco su repertorio personal gracias a sus búsquedas en bibliotecas, revistas, librerías, Internet o consultas en cursos de formación implementados por en Plan de Fomento Lector PROCHILOE

La importancia de hacer lo que uno ama. Se nota cuando uno lee algo que le gusta. Es más fácil maravillar, sorprender, emocionar, hacer reír. Por eso elegir historias con finales abiertos o sorprendentes que desarrollan sueños e imaginación ayuda muchísimo y mantiene el suspenso hasta el último momento. Ahí, el Autor y el Lector son cómplices hasta el final. El libro álbum, mínimos texto e imágenes mezclados o sólo imágenes es un género literario muy adecuado para los niños, aún cuando no puedan leerlos. Álbumes muy ricos en imágenes con distintas interpretaciones también ofrecen grandes historias sin palabras, son la oportunidad de probar en el silencio de la contemplación y la imaginación, las distintas lecturas que cada niño pueda desarrollar. Los nuevos creadores de imagines basadas en la asociación  de ideas en lugar de la enumeración lineal son piezas muy valiosas para los niños. Existen muchos caminos para despertar la imaginación de los niños e ir aumentando su capacidad de lectura e interpretación. Muchas veces nos encontraremos con tantas lecturas e interpretaciones distintas como niños presentes en la sesión.

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